Nada tan contrastante como el 85. Ese año el país lloró a los miles de muertos que dejó el terremoto que afectó sobre todo al Distrito Federal, pero a pesar de ello se levantó en pocos meses para organizar una fiesta a la que se había comprometido: el Mundial de Fútbol México 86.
El 14 de diciembre los principales diarios de la república anunciaban el sorteo para definir los grupos que competirían en el evento.
No había de otra, teníamos que continuar con la vida.
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